jueves, 9 de julio de 2015

La guerra contra los 'selfie sticks'

El 'selfie stick' ha capturado a muchos fans y también a muchos detractores.
Con un selfie stick, tomarse un retrato es muy fácil.
En vez de tener que pedirle ayuda a un desconocido, un selfie stick nos da mucha independencia al momento de posar para una foto frente al Museo Louvre en París, la Estatua de la Libertad en Nueva York o el espectacular Gran Cañón del Colorado.
La popularidad de este accesorio para teléfonos móviles -- un palo de metal que se extiende y que tiene una base para montar el celular en uno de sus extremos -- ha crecido astronómicamente en tan solo un año. Por ejemplo, en julio de 2014 Amazon vendía cientos de versiones del accesorio, según reportó Business Insider; hoy en día, la gigante de comercio digital vende más de 8,500 selfie sticks distintos.

Es más, una búsqueda en Instagram del hashtag #selfiestick arroja más de 1,154,000 resultados.
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Sin embargo, los selfie sticks también causan una reacción visceral en muchas personas. Si los humanos tuviesen brazos que se extendiesen como las del Inspector Gadget, tomarse una selfie sería una actividad natural. Pero el hecho de usar una herramienta para tomarte un autorretrato tiene ya muchos estigmas negativos, a pesar de la corta vida del accesorio. "Narcisista" es de los más amables.
Además, extender un palo de metal al aire puede ser una propuesta peligrosa. Un hombre en Inglaterra murió cuando le alcanzó un rayo mientras paseaba en un parque y, según los reportes, cargaba un selfie stick.
La historia de cómo un accesorio se volvió popular para luego encontrarse con el rechazo en tan poco tiempo tiene pocos precedentes. ¿Cuál es el futuro de este controversial accesorio? ¿Seguirá siendo el preferido de los turistas? ¿O llegará un punto en que sea tan prohibido como, digamos, fumar en restaurantes?
Los primeros selfie sticks
El primer selfie stick se le atribuye a los japoneses Hiroshi Ueda y Yujiro Mima, empleados de la compañía de cámaras Minolta, quienes en enero de 1984 patentaron un palo que se extendía y donde al extremo serviría como un trípode para sostener una cámara compacta y un espejo para que el usuario pudiese enmarcar la foto. Sin embargo, la patente no se renovó y en 2003 perdieron el derecho a su invención, según dijo Ueda a la BBC.
El fenómeno actual de los selfie sticks se le atribuye a un inventor canadiense. William Fromm le dijo a la BBC que le vino la idea para el accesorio en 2003 cuando estaba de viaje y tuvo que solicitar la ayuda de desconocidos para tomarse sus fotos. No fue sino hasta el 2005 que Fromm patentó su invento y lo llamó Quik Pro.
Ambas extensiones se diseñaron para cámaras compactas, aunque Fromm sí modificó su selfie stick para el uso actual con las cámaras frontales de los teléfonos inteligentes.
Pero pocos asociamos un selfie stick con Fromm o con Ueda. Actualmente docenas de compañías han saturado el mercado de los accesorios móviles con estos palos de asistencia fotográfica. Y aún está por verse qué selfie stick se destacará sobre los otros.
El impacto de los selfie sticks en el mercado
El fenómeno de los selfie sticks ha captado el interés de los analistas de dispositivos móviles, aunque para algunos ha sido difícil cuantificar el impacto de este accesorio.
Ben Arnold, analista de tecnología para el consumidor con la firma de investigación de mercado NPD Group, explicó que a pesar de que buscan cuantificar las ventas del accesorio, no saben claramente por dónde empezar su análisis, y por eso aún no tienen cifras sobre este fenómeno.
"Estamos captando datos sobre accesorios móviles, incluyendo los selfie sticks, pero luchamos con las categorías porque hay muchas marcas", dijo Arnold en una entrevista. "Hay un interés en conocer el mercado, pero ni yo sé cuáles son las fabricantes más grandes [de selfie sticks]".

Los artistas Aric Snee y Justin Crowe crearon el Selfie Arm, un 'selfie stick' en forma de brazo.
Aric Snee
NPD estudia la categoría de accesorios móviles, que incluye baterías, cargadores, cubiertas y pantallas protectoras, entre otros. Según la firma, en Estados Unidos, de mayo de 2014 a mayo de 2015, las ventas sumaron US$3,500 millones, un aumento del 19 por ciento año con año.
La subcategoría de accesorios para las cámaras de los teléfonos -- como los lentes Olloclip y el segmento en el que estarían los selfie sticks, según Arnold -- sumó US$70 millones durante el mismo período y creció 29 por ciento frente al año anterior.
En una búsqueda informal en Amazon.com aparecen más de 8,500 versiones de selfie sticks a la venta. La mayoría cuesta entre US$10 y US$20 de las marcas como Baseus, Flexion y Xiaomi.
La guerra contra los selfie sticks
Pero a pesar de que analistas como NPD Group han comenzado a estudiar el mercado de los selfie sticks, en fechas recientes, el accesorio ha perdido popularidad no sólo entre el público, sino también con algunas de las grandes empresas de entretenimiento y los deportes.
Walt Disney World decidió prohibir los selfie sticks en todos sus parques de diversión después de que una persona sacó un selfie stickmientras estaba montada en una montaña rusa. Además, la conferencia más grande de cómics del mundo, San Diego Comic-Con, anunció una prohibición total del uso de los selfie sticks dentro del centro de convenciones y en cualquier evento oficial.
Pero también hay todavía muchos lugares públicos donde los selfie sticks no están prohibidos -- a pesar de que uno pensaría que sí. Por ejemplo, no están prohibidos en el estadio AT&T Park donde juegan los Gigantes de San Francisco -- los actuales campeones. "Vemos muy pocos durante los partidos", dijo Bill Schlough, el presidente de informática para los Gigantes.

El hecho de que varios lugares -- incluyendo el museo Smithsonian y la Casa Blanca en Washington, D.C. -- sí hayan prohibido los selfie sticks no significa que la gente dejará de comprarlos, dijo el analista Arnold. Pero sí es posible que los usuarios se sientan más avergonzados al utilizarlos, dijo.
"Definitivamente hay una reacción en contra porque por un lado pueden ser peligrosos", dijo Arnold. Además, "tú no quieres ser la persona que los otros piensan que es un poco extraña".
Arnold recordó que otros dispositivos han desatado una reacción similar: las gafas de realidad virtual Google Glass, los auriculares Bluetooth y hasta los vehículos Segway. A pesar de que estos aparatos cumplían una función específica -- e incluso útil -- por distintas razones la gente ya no quiere ser vista con ellos.
"Es como portar una cangurera", dijo Arnold. "Realmente no quiero que me vean con una puesta".

(Andrew Hoyle/CNET)
El futuro de los selfie sticks
Mucha gente tiene una relación de amor y odio con los selfie sticks. Desde que las fabricantes empezaron a ponerles cámaras frontales a los celulares, los humanos nos hemos obsesionado con la idea de hacernos un autorretrato. Nos hemos tomado tantos selfies que hasta el diccionario Merriam-Webster decidió incluir esa palabra en sus páginas en mayo de 2014.
Pero un selfie stick nunca será un producto "cool", según un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania. El simple hecho de que el selfie stick sea algo útil y no haya surgido de una subcultura antes de ser adoptado por las masas lo establece como un producto poco original o atractivo, y esto afectará sus ventas, según el estudio.
"El hecho de que el selfie stick tiene tanta utilidad da la impresión de que es demasiado funcional y orquestado, y no espontáneo o subcultural", dijo S. Shyam Sundar, el autor del estudio quien también es profesor y codirector del laboratorio de los efectos de los medios de comunicaciones en la Universidad Estatal de Pensilvania. "Es como tener un par de tenis -- son muy convenientes, cómodos y necesarios en un vestuario, pero pocas veces considerados chéveres y a la moda", dijo.
Un selfie stick, sin duda, es una herramienta que nos ayuda a tomar las fotos que subimos de nosotros mismos -- solos y acompañados -- a las redes sociales, pero no es un artilugio necesario, único, a la moda o irremplazable. "Los drones podrían reemplazar los selfie sticks. A mí me encantaría tener uno", dijo Arnold, el analista de NPD Group.
"Pero", dijo cautelosamente, "mi esposa me ha preguntado si en verdad quiero ser ese hombre con un dron en nuestra calle a quien todos señalan".

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