En la
película Red social, el actor Jesse Eisenberg, que personifica al emprendedor
Marck Zuckerberg, organiza en el campus de su universidad un concurso
particular para atraer programadores para su nuevo proyecto (Facebook):
expertos en computación debían resolver problemas a medida que iban ingiriendo
bebidas alcohólicas. La competencia que ganaron tres semanas atrás en
Marrakech, Marruecos, los argentinos Lucas Tavolaro Ortiz, Ariel Zilver y
Melanie Sclar (el entrenador fue Agustín Gutiérrez) no exigía borrachera, pero
la adrenalina corría con la misma intensidad que en la escena de la película.
Los tres estudiantes de Exactas colocaron a la UBA en el primer lugar para
América latina del Mundial de Computación, y en el puesto 18 en la
clasificación general. Derrotaron a varias de las universidades más prestigiosas
del mundo, entre ellas, Harvard, donde se educó Zuckerberg.
Tavolaro, el
programador de 22 años se metió de lleno en una polémica con el rector de la
UBA Alberto Barbieri. Como alumno de la facultad de Ciencias Exactas y como
docente (da la materia “Algoritmos y Estructuras de Datos 1″), mostró días
atrás su preocupación por que el incremento de presupuesto para Exactas en 2015
fue del 11%, menos de la mitad de la inflación real, y peligra el
financiamiento de muchas actividades.
El estudiante
y docente ya tiene experiencia en concursos de programación desde la secundaria,
donde participó en varias Olimpiadas nacionales.
Dos meses
atrás, los especialistas suecos de Hyper Island que vinieron a dar una clase
maestra a Buenos Aires la recomendaron como una herramienta de productividad
personal de altísima potencia.
Inteligencia
artificial: ¿Serán reemplazados en el corto plazo los programadores por
máquinas? Las fuentes consultadas para esta nota lo ven difícil. “Un buen
trabajo de programación no se parece en nada a un trabajo en serie, o como se
lo quiere asemejar a una línea de producción”, dice Naya. Y agrega: “Aunque
también es cierto que hoy la programación tradicional sigue siendo una barrera
para la innovación, por los altos requerimientos de conocimiento técnico
previo. Hace tiempo que existe la idea de crear lenguajes de programación
visuales, para que ‘cualquiera’ pueda programar. Existen nichos en donde esto
es posible, pero aún no se masificó.”
Para Tavolaro
Ortiz, la programación se convirtió en una disciplina trasversal a todo, con
infinitas posibilidades y aplicaciones. Marcelo Rinesi, un científico de datos
y miembro del Instituto Baikal, tiene una metáfora muy elegante para imaginarse
un futuro complementario entre la capacidad analítica de las máquinas y la
intuición y la creatividad de los seres humanos: el “ajedrez centauro”, donde
compiten personas y computadoras en pareja contra otro grupo similar, y donde
las partidas terminan siendo de un nivel muy superior a sus alternativas “no
híbridas” (sólo de humanos o sólo de computadoras).
Te gustaría ver el spot que apostaba por el estudiante argentino que le ganó a Harvard.
A escala americana, los estudiantes argentinos sólo fueron superados por los representantes de la Universidad de Berkeley y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), mejorando la posición de Harvard (19), entre otras instituciones educativas.
Las primeras 20 posiciones:
0 comentarios:
Publicar un comentario